"La guerra interminable". La obra cumbre de Joe Haldeman
¡¡¡Buenas tardes, Camaradas lectores!!!
Como es ya habitual en cada uno de los artículos que he escrito, el Paladín de Khorne os envía un fuerte saludo, y os da la bienvenida a esta nueva sección que, por caprichos del azar, he tenido el honor de inaugurar. Sin embargo, después de largas y profundas meditaciones, he decidido que no deseo estrenar este espacio dedicado a las letras desmenuzando un artículo periodístico mal escrito, ni criticando a algún autor que haya cometido un error imperdonable. Por consiguiente, mi primera aportación a la sección "Anal Fabeto" será un comentario acerca de una de las novelas que más me han impactado en los últimos años. Y a esa obra le corresponde el (a todas luces prometedor) título de "La guerra interminable"
"La guerra interminable" (que tiene por título original "The Forever War") es una novela de ciencia-ficción escrita en el año 1974. Fruto de la mente del escritor norteamericano Joe Haldeman (ex-combatiente de la guerra de Vietnam que, en 1968, fue gravemente herido durante la ofensiva Tet-68), esta obra está considerada una referencia imprescindible dentro del género de la ciencia-ficción, así como uno de los alegatos antimilitaristas (y, en menor grado, antibelicistas) más directos y desgarradores existentes en la literatura.
La obra da comienzo en un futuro próximo, en el que la humanidad se encuentra enzarzada en una guerra estelar contra una desconocida raza alienígena, cuyos miembros son comunmente llamados "taurinos" (dado que proceden de la constelación de Tauro). El joven soldado Mandella es uno de los hombres escogidos por la F.E.N.U. (una evolución de las actuales Naciones Unidas) para formar parte de la primera fuerza de combate enviada para enfrentarse a los alienígenas; una fuerza compuesta por hombres y mujeres con unas capacidades físicas e intelectuales muy por encima de lo habitual. Para poder librar una guerra de semejantes características es preciso poder viajar "rápidamente" de unos planetas a otros. Dichos viajes pueden realizarse a través de los llamados "colapsares" (también conocidos como "soles apagados"), especie de portales que conectan unas constelaciones con otras. Sin embargo, mientras que para las tropas el "salto colapsar" dura apenas unos días, para los habitantes de la Tierra transcurren décadas. De este modo, además de a los horrores propios de la guerra, nuestro protagonista (al igual que sus compañeros) deberá enfrentarse a la adaptación en un mundo totalmente distinto de aquel del que partió. Un mundo en el que los veteranos, carentes por completo de los conocimientos que exige la vida en la nueva sociedad, no tienen cabida, sufriendo por ello el rechazo y la marginación de una población por la que durante siglos han arriesgado sus vidas.
Considerada por muchos lectores como una respuesta a la militarista "Tropas del espacio", de Robert A. Heinlein, la obra de Haldeman (ganadora del Premio Nébula en 1975, así como del Premio Hugo en 1976) constituye una crítica demoledora y desesperada contra el militarismo irracional propio de las sociedades desarrolladas. Un militarismo que envía a jóvenes a combatir en lugares muy alejados, contra enemigos que no conocen, y en defensa de causas desconocidas e injustas, destinadas única y exclusivamente a satisfacer los intereses personales de los hinstigadores del conflicto. Y el premio a tamaño sacrificio e injusticia es el desprecio de una sociedad (aquella que ha permanecido en sus hogares) para la que esos combatientes no son más que inadaptados; sujetos deshumanizados e incivilizados, potencialmente peligrosos, cuyos sacrificios en el campo del batalla no son sino un vago recuerdo (y, en muchos casos, un motivo de desprecio por sí solos).
Fue esta desmoralizadora realidad a la que tuvo que enfrentarse el propio Haldeman a su regreso de Vietnam. Es por ello que esta novela tiene un cierto sabor autobiográfico, constituyendo una visión de aquel conflicto adaptada a un posible mundo futuro. Y es ahí donde, en mi opinión, reside el verdadero mérito de esta obra. En la capacidad de su autor para narrar con todo lujo de detalles el destino al que nuestros gobernantes nos guían; en su atrevimiento al vaticinar hasta qué punto nuestro mundo puede llegar a corromperse y decaer si no abandonamos el camino de la guerra.
Es, en definitiva, una denuncia social. Una obra inteligentemente estructurada y hábilmente narrada (su lectura se hace muy amena, pese a la abundancia de datos técnicos y científicos), perfecta para profundizar en aquellas heridas invisibles que causan los conflictos bélicos. Por ello, mis queridos lectores, me despido de vosotros recomendándoos encarecidamente su lectura. Os aseguro que no tiene desperdicio.
2 comentarios
Señor D -
Cris -
En serio, tiene mazo mazo pero que mazo buena pinta, además si tú lo recomiendas..